y aprender así a caminar por el camino angosto...
necesito muchisisisimo menos de mi
y una incalculable gran cantidad de vos,
porque lo que hay en mi,
pensando en que aún caminaba en la estrechez,
se ha ido ampliamente a navegar por la anchura del camino fácil.
Todo mi ser clama la estrechura de los caminos,
todo mi cuerpo también lo hace
y lo manifiesta a su desplazada manera de quejarse.
Mi espíritu unido al tuyo, me dice que necesito aprender de tu estrechez
y tu disciplina, para que no vuelva a los sinsentidos y a las toscas
de ese ancho camino, que disfrazado de falsas bondades,
empuja y empuja cada vez más lejos de tu camino.
Salvame Señor mio,
Salvame de hallarme desconocida de vos,
salvame de clamar a tu nombre haciendolo falsamente,
salvame de no ser una de los tuyos,
salvame de la anchura, y regalame tu estrechura...
Porque angosto es tu camino, pero ancho... ERA.. el mio...
Rompiendo mi frasco de alabastro a tus pies,
te declaro mi Gran Digno, Digno sos, de abandonarme a tus pies,
pues no hallaré mejor cuidado, ni más profundo y puro amor que el tuyo.
Me abandono a tus pies, para dejar de proclamarme a mi misma como mía,
y ser reconocida por vos, como la redimida y perdonada, y desde ahora... Amada Tuya.
Abandonada antes y clamada por vos hoy, guiame por lo angosto de tu senda,
aún tengo las manos húmedas de aquel perfume que había en mi frasco
y aún puedo olerlo, en el deleite, entre tus pies y tu frente.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario