Dios está en nosotros y a la vuelta de la esquina.
Lo escuchamos en nuestro corazón y en la brisa que toca nuestro rostro.
Está cada noche al pie de nuestra cama para vernos dormir,
y sentado a nuestro lado cuando viajamos en avión.
Dios escucha tus deseos más sencillos pero te habla sobre tus anhelos más profundos.
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